Si eres turista en Sevilla en los meses de verano, ¡enhorabuena¡ Tienes el cielo ganado para ti y toda tu descendencia. Porque cuando los sevillanos nos quedamos aquí en Agosto no es por masoquismo, es que no nos queda más remedio. Entonces, ¿cómo pasamos el verano los sevillanitos? Por ejemplo, con las velas, sí. En Sevilla una vela puede ser muchas cosas. Las de cumpleaños, las que venden hace casi doscientos años en la Cerería de El Salvador o las ¨velas¨ o toldos, que se ponen en las calles del centro para crear algo de sombra donde no hay árboles. En origen eran velas de barco, y de ahí su nombre. A principios de junio, para la fiesta grande del Corpus, se colocan las primeras en la plaza de San Francisco, y de ahí se extienden por Sierpes, Tetuán, y otras calles comerciales.
Si movemos el acento, y convertimos la vela en ¨velá¨, tendremos otro de los grandes alicientes del verano, las verbenas de barrio y, sobre todas, la ¨velá de la Señá (Señora) Santa Ana¨, en Triana. La palabra procede de ¨velada¨, ¨celebración religiosa de vísperas¨ o ¨reunión nocturna para cenar o divertirse¨; la cuestión es que a finales de julio la orilla izquierda del río se llena de casetas, puestecillos y sevillanas. Tiene su origen el siglo XIII, cuando se estableció una romería para visitar el 24 de julio la iglesia trianera de la santa. Hoy día, es una excusa para que los sevillanos busquen el fresquito del río en medio de una ciudad cada vez más desierta por el calor.
A los turistas les llama la atención que una ciudad tan calurosa no tenga casi piscinas públicas, y realmente, es algo digno de estudio. En cualquier caso, en Sevilla existió una playa de 1922 a 1962, la playa fluvial de María Trifulca, la más popular de las zonas de baño de la ciudad, en la zona del río conocida como Punta del Verde, donde actualmente se sitúa el Puente del Centenario. En realidad, esta zona de ocio era cualquier cosa menos tranquila: la orilla izquierda era un núcleo de prostitución junto al muelle del Batán, y en la derecha eran frecuentes los ahogamientos. Hoy día, los baños están prohibidos porque el agua está estancada, pero siempre nos quedará Matalascañas, Chipiona y la Cruzcampo helada en los atardeceres del río.