Patronos de Sevilla
El 15 de agosto se concentra la mayoría de las fiestas patronales en España, pero, ¿cómo va eso? ¿Cada ciudad tiene una patrona o un patrón? ¿Uno de cada? ¿Más? Como muestra de lo complejo del tema, veamos el caso de Sevilla.
Si hacemos una encuesta rápida, seguramente la mayoría contestaría que la patrona es la Virgen de los Reyes, algunos dirían que San Fernando, otros que Santajustayrufina (porque así se dice, todo junto) y ya después vendrían San Isidoro y San Leandro, la Virgen del Pilar o incluso San Sebastián y San Fabián. ¿Por qué este embrollo?
En primer lugar, hay que distinguir entre devoción popular y patronazgo. Antes del siglo XVI la mayoría de los santos y patronos lo eran, digamos, por ¨aclamación popular¨. Fue la Contrarreforma la que creó un protocolo de canonización en el que, naturalmente, el Papa tenía la última palabra. Santos de los primeros tiempos del cristianismo como Justa y Rufina o San Hermenegildo escaparon por tanto a esta norma, así que el suyo es un patronazgo, digamos, ¨extraoficial¨. Fernando III, que conquistó la ciudad a los musulmanes en 1248, no se proclamó santo hasta 1671, y su posible designación como patrono tampoco está muy clara.
Además, se le adelantó veinte años la Virgen de la Hiniesta, una de las imágenes más antiguas de la ciudad, que fue reconocida patrona del ayuntamiento al acabar la terrible epidemia de peste de 1649. Esta virgen y el Cristo de San Agustín eran los cultos más antiguos y más populares de Sevilla, algo así como la Macarena y el Gran Poder hoy día, pero ambos se quemaron en los años 30, así que, en los años duros de la guerra y la posguerra el fervor popular se concentró en otra imagen medieval, la Virgen de los Reyes. Finalmente, en 1946 Pío XII la proclamó patrona ¨de la ciudad y de la archidiócesis¨, ante las quejas del ayuntamiento que defendía a ¨su¨ Hiniesta como devoción más antigua. Resumiendo: la Hiniesta, tallada de nuevo en 1945, es la patrona del ayuntamiento; la Virgen de los Reyes, de la ciudad y la diócesis, y la Virgen de la Sede, que preside el Retablo Mayor y de la que no hemos hablado hasta ahora, patrona de la catedral. Fácil, ¿no?
(Por cierto, no he hablado de San Isidoro, pero eso queda para un próximo artículo).